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La importancia de los humedales costeros para mitigar desastres naturales

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En la Región de Coquimbo, existe una importante red de humedales costeros compuesto por al menos 17 acuíferos, dos de ellos se ubican en La Serena y Coquimbo, los cuales no solo ayudan a potenciar la biodiversidad, sino que también a mitigar los efectos de los desastres naturales.

La Región de Coquimbo es un territorio con mucha riqueza natural, ya que que contamos con humedales que son parte de un ecosistema de vital importancia para el desarrollo de la biodiversidad en el planeta y que nos protegen de desastres naturales como los tsunamis.

No solo son cuerpos de agua, sino que cumplen grandes funciones, entre ellas, controlar inundaciones, recargar las napas subterráneas, estabilizar las costas y proteger a las urbes de las marejadas. Además, retienen y exportan sedimentos y nutrientes, lo que ayuda a mitigar el cambio climático, a depurar aguas y también potencia la recreación, el turismo y el valor cultural.

En este sentido, Jaime Cuevas, investigador del Ceaza y especialista en planificación y ordenamiento territorial, indica que los humedales son fundamentales, ya que ofrecen un refugio para la biodiversidad y ayudan a mitigar desastres naturales.

“Son una barrera que se interpone entre el mar y primeras casas que se construyen en ambientes costeros, por lo tanto se convierten en una zona de amortiguación que hace más difícil que las marejadas y tsunami lleguen a las zonas habitadas”, comenta.

Por su parte, Carolina Vega, Coordinadora Local del Proyecto GEF Humedales Costeros, destaca que, “estos entregan diferentes beneficios a las personas y a las ciudades, principalmente porque constituyen verdaderos oasis de naturaleza en las urbes, representando áreas verdes naturales”.

Importancia de los humedales para la vida 

El investigador del Ceaza indica que aparte de ser un refugio para la biodiversidad, estos cuerpos de agua, “ayudan a capturar el dióxido de carbono de la atmósfera, que es el principal gas de efecto invernadero”.

Asimismo, lo explica Carolina Vega, “los humedales regulan el clima, ayudan a depurar el agua, contribuyen a la recarga de acuíferos e impiden el ingreso de agua salada al continente, además protegen la línea de costa de la erosión, captan y almacenan carbono, por lo tanto mitigan los efectos del cambio climático”.

Para Víctor Bravo-Naranjo, Ecólogo de la Universidad de La Serena, los humedales cumplen tres funciones imprescindibles, fuente de agua, alimento y materias primas. “Los humedales no sólo mantienen y propician la mantención de biodiversidad, sino que actualmente protegen en parte el borde costero inmediato”, asegura.

El efecto del volcán Tonga 

Hace pocos días, la erupción del volcán Tonga provocó un Tsunami en todo el Océano Pacífico, lo que generó gran preocupación en Chile y en las ciudades costeras, ya que no se conocía la dimensión del oleaje que afectaría las costas del país. En este sentido, los humedales juegan un rol fundamental para ayudar a mitigar las catástrofes naturales.

Así lo confirma Carolina Vega, quien plantea que “las formaciones dunarias asociadas y la vegetación presente de los humedales permiten disipar naturalmente la energía de los eventos extremos, no obstante, si la cobertura vegetal natural de los humedales es reemplazada, aumenta la vulnerabilidad de la costa y de las ciudades”.

Por su parte, el ecólogo sostiene que, “la protección como tal es relativa y depende mucho del estado y características de estos humedales, por ejemplo, humedales en buen estado, con la densidad de vegetación que corresponde, también funcionan reteniendo el agua y minimizando el impacto”.

Respecto al impacto del tsunami, Vega señala que, “en la bahía de Coquimbo los mayores impactos fueron en la zona sur, allí el humedal El Culebrón ayudó a mitigar los impactos del cambio climático, no obstante, dado que este sector presenta gran infraestructura gris, el humedal provee de menores servicios ecosistémicos, dado que dicha infraestructura no permite que el efecto de disipación se dé de igual manera que si presentara su vegetación original”.

Del mismo modo, Bravo-Naranjo agrega que, “a diferencia de la zona donde se encuentra el humedal del río Elqui, la playa changa tiene una pendiente mucho menor y no existen dunas que actúen como áreas de resistencia, razón por la cuál es un área constantemente vulnerable ante estos eventos, aunque la vegetación ayudó a contener el tsunami provocado por el volcán Tonga”.

Daños y vulnerabilidad de humedales

La coordinadora del proyecto GEF, afirma que “los humedales son los ecosistemas que se están reduciendo más rápidamente a nivel mundial. Las principales amenazas a las que están sometidos son la expansión urbana e inmobiliaria, cambio de uso de suelo, contaminación, especies introducidas invasoras, pesca y caza de fauna nativa, tránsito de vehículos motorizados, entre otras”.

En la actualidad son varios los daños que se observan en los humedales de la Bahía de Coquimbo, entre ellos, “el depósito de escombros y microbasurales, que impactan directamente en el suelo y la pérdida de cobertura vegetal. Por otro lado, el turismo o visitación desregulada es otra amenaza que provoca un aumento en la fragmentación y pérdida de cobertura vegetal dada la creación de nuevos senderos, que las personas utilizan especialmente cuando los ya existentes se encuentran inundados”, señala Bravo-Naranjo.

Otra de las amenazas constantes, “es la pérdida de biodiversidad debido a la presencia de jaurías de perros vagos y probablemente la urbanización sería la mayor amenaza, además del ingreso de fauna exótica y dañina, comprimiendo los humedales a superficies cada vez menores”.