Una tarde para compartir con su pequeño hijo casi se convierte en tragedia cuando fue víctima del ataque sorpresivo de varios de los perros que habitan de manera permanente en la plaza de armas.
Fue la mala experiencia de Daniela Bonilla, quien esperaba pasar una tarde tranquila, a las 20.00 horas del domingo, con su pequeño de siete años, y se llevó el susto de su vida.
“Mi hijo estaba jugando con su monopatrín, estábamos muy tranquilos cuando de repente uno de los perros –de un grupo como de cinco perros que se la pasan en la plaza- atacó a mi hijo, y yo para defenderlo me metí y me ladraron mucho. Uno que es como amarillo que es muy grande, ese intentó morder a mi hijo, pero yo empujé a mi hijo y el perro me atacó a mí. Se vinieron los cinco y me ladraron, me mordieron las piernas, me rompieron el pantalón, y me mordieron entre la nalga y el muslo. Todavía la herida me sangra mucho, y me duele porque todavía esta hinchada la herida”, señaló la víctima.
Indicó que aunque buscó ayuda en algunas personas que estaban en la plaza, no recibió apoyo de nadie, por lo que quedó sola esquivando las mordidas de los canes.
“Luego de que me mordió el perro más grande me fui al hospital, y después de casi cuatro horas me colocaron una inyección antitetánica. Ahora debo mantener limpias las heridas. Pero ¿quién asegura que no me vuelvan a atacar a mí, o a mi hijo, o a otro niño?” se preguntó Bonilla.
La joven madre tendrá que culminar su tratamiento de manera particular.